"...intentamos que haya equilibrio de poderes, que es lo que
sustenta el pluralismo…", dijo Ángel Rozas. Se suele apelar al equilibrio
de poderes como método para debatir sobre la importancia de la representación
diversa en los parlamentos. Como sistema de argumentos para evitar que se
consolide un proceso hegemónico, que el poder se concentre en pocas manos. Pero
ésta vez lo dijo Angel Rozas, quien dedico una buena parte de su tiempo a...
construir un sistema hegemónico.
En esa construcción estableció un sistema de control manu militari
respecto de su bloque legislativo y del Poder Judicial. Como una hormiguita
hace su hormiguero, día a día, Ángel Rozas alineó primero en su partido, luego
en la Alianza de la que fue fundante, y luego sobre jueces y funcionarios judiciales
que no le respondieran. La palabra pluralismo se le habrá caído. Jamás tolero
disidencias, aunque sean menores o de matices. Gritó, refunfuñó, golpeó sobre
el escritorio, vociferó por teléfono, apretó hasta el hartazgo en pos de ese
objetivo.
Lo decíamos en un impecable documento del Foro por la Justicia
Independiente del 11 de marzo de 2.007: "A raíz del abusivo ejercicio del
poder durante los doce años de gobierno de la Alianza rozista, lograron
construir un poder y autoritario. Dejó de existir la división de poderes. La
justicia se transformó en un apéndice del poder político, convirtiéndose en
ultra oficialista. Con una mayoría automática, tenían garantizada las
designaciones de jueces políticos y adictos, violándose sistemáticamente el
mecanismo de los concursos públicos de antecedentes y de oposición establecidos
por la Constitución. De esa manera, llegaron a sus cargos los Dres. Ávalos,
Franco y Toledo, que convalidaron y avalan hasta el presente las necesidades
del poder político, junto con los Dres. Modi, Lucas y el procurador general Dr.
Canteros, lo que profundizó el hambre, la desocupación, la falta de educación,
de salud y de oportunidades en los grandes sectores sociales.
Seguimos
pensando igual.